- Lo lamento por ti. Me parece intuir que no te gusta la gente.
- A ti te gusta?
- No siempre. Aveces creo entenderla; y cuando no puedo, trato, al menos, de no juzgarla.
- Incluso en eso somos iguales. Lo unico que nos hace distintos es que tu, cuando has terminado de hablar con ellos, tienes la posibilidad de sentirte cansado. Puedes irte a tu casa y apagar tu mente y todos sus males. Yo no. Yo, de noche, no puedo dormir, porque mi mal no descansa nunca.
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