Y fueron ciertas esas palabras.
Todo comenzó de una manera tan simple y perfecta, tan fluída que se sintió cómodo y correcto.
Y todo acabó, de manera tan fluída, tan simple e imperfecta, como despedida inutil.
Y como dijo esa voz un día: Todo lo que viene fácil, fácil se va.
Nada bueno viene fácil, pero porque sea difícil no lo hace bueno.