La poesía
es ridícula: escríbela,
enorgullécete,
úfanate al espejo
y créete que sabes.
Al carajo la gloria, los triunfos, el dinero.
Tirado cara al cielo, saborear mi pulgar.
Vine a nacer
en un mundo de sueños,
igual que un sueño.
Qué descanso, extinguirse
lo mismo que el rocío.
El sexo de una mujer
Es la primera boca, y no dice palabra.
La rodea un espléndido montículo de pelo.
Allí puede perderse cualquier hombre sensible.
Es la cuna de todos los Budas de mil mundos.
- Monje Ikkyu Sojun
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