lunes, 15 de octubre de 2012

Prisionera de una cárcel de cristal

Como el mar y las flores, uno nace y uno muere. Uno existe pero jamás deja de existir. Creas en lo que creas, moléculas, células, piel, vida, polvo. Te conviertas en alimento o un poco más de arena.

Entonces entendí, que seguías conmigo pero no como yo pensaba. Eres como el aire ahora, o talvez como un microorganismo lejos de aquí. Jamas pensé que encontraría consuelo en un funeral ajeno a nosotros y que extraño es el destino que me llevó a donde te encontrarías tú.

Todos buscamos conexiones, intentamos encontrar algo que nos vuelva a unir. Pero existes y a la vez no. Y por primera vez, creo que entiendo y acepto eso.

1 comentario:

Zeta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.